Desafortunadamente un tema tan
meapilas como este vuelve a estar de actualidad en nuestro mundillo.
Esta vez la polémica llega con
un artículo en Cargad, tiempo después de la tormenta Chainmail Bikini Party que tuvieron que sufrir en La Marca del Este.
La bronca se ha desatado a raíz de un artículo en el que el comentarista de Infinty criticaba con criterios ¿morales? la nueva línea bootleg del popular juego gallego.
Esta gama ofrece modelos pin-up de las pilotos de mechas del universo Infinity. La cosa es, como imaginaréis, cercana al rollo hentai.
Acerca de los modelos el comentarista hace apreciaciones del tipo "es excesivamente gratuito", "Yo, la verdad es que no sé qué haré: si me atreveré con la masilla para crearle unos pantalones, o directamente como muestra de repulsa pasaré de la muchacha", "un despropósito de minis", o "da hasta mal rollo tenerlas expuestas en casa". Y posteriormente cita declaraciones de su pareja que califica las minis como "degradantes" y "sexistas", planteándose no volver a comprar miniaturas de este fabricante y vender las que ya posee.
No quiero entrar en un juicio
ad hominem, porque el autor del artículo está en su derecho de opinar lo que le venga en gana, pero supongo que a mi sus opiniones me han indignado tanto como a él y a su señora las miniaturas en cuestión.
De un tiempo a esta parte la sociedad ha vomitado un feminismo mal entendido que común y muy acertadamente se conoce como "
feminazismo".
No es una cuestión de buenrollismo y progresía, si no de una aberrante apreciación del mundo y la sociedad. No creo que haga falta ahondar demasiado en esta actitud si señalamos el modo en el que estos grupos atacan a degüello publicidad pretendidamente sexista, pero no muestran ni una mínima parte de la combatividad y total intransigencia que merece cualquier tipo de velo islámico. Será porque eso no es una instrumentación del cuerpo de la mujer, vaya usted a saber.
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Marte y Venus por Hellstern (ilustradora rusa). |
Curiosamente esta forma de ver la realidad emana directamente de la cultura judeocristiana, machista y patriarcal. Una cultura que nos ha llevado a ver nuestros cuerpos como algo sucio y a negar su belleza.
¿Nos hicieron los dioses -o la naturaleza- de tal forma que tuviésemos que avergonzarnos de nuestros propios cuerpos? Yo creo que no. Del mismo modo que creo que admirar la belleza en otro cuerpo -sea cual sea su género- no tiene nada de obsceno.
Desde luego no se avergonzaban de sus cuerpos los atletas griegos. Y tuvimos que esperar hasta el Renacimiento para que, al fin un tanto libres de las cadenas morales cristianas, pudiésemos volver a ver representaciones artísticas en las que los cuerpos humanos se nos mostraban sin veladura alguna.
Y es que, señoras y señores, aquí estamos hablando de arte. En las cajas y blisters pone muy claramente "Esto no es un juguete". Se trata de esculturas y eso en mi pueblo es arte. No importa la escala.
Una miniatura de una elfa en bolas es arte.
Una ilustración de Red Sonja es arte.
Una descripción de una escena de sexo en Canción de Hielo y Fuego es arte.
Y el arte provoca reacciones. Y cualquiera está en su derecho de considerarlo obsceno y desear que nunca hubiera sido creado. Pero todos sabemos qué clase de personas tienen esas opiniones, y las opiniones surgidas de una iglesia o de un lobby de incultas resentidas deberían valer menos que nada.
Sí, las opiniones de las feminazis y los grupos religiosos dogmáticos judeocristianos son las mismas en estos casos. Será por aquello de que los extremos se atraen y, en el fondo, no dejan de ser visiones aberrantes de la realidad.
George R.R. Martin describía muy acertadamente esta repugnante actitud de la sociedad durante
una entrevista:
"Puedo describir un hacha entrando en un cráneo humano con grandes y explícitos detalles y nadie pestañeará. Ofrezco una descripción similar, con el mismo detalle, de un pene entrando en una vagina, y recibo cartas sobre ello y la gente dice palabrotas. A mi parecer esto es frustrante, una locura. Básicamente en la historia del mundo penes entrando en vaginas han dado mucho placer a la gente; hachas entrando en cráneos, bueno, no tanto".Martin describe con ironía una actitud absolutamente despreciable de nuestro mundo contemporáneo. Nos escandaliza un cuerpo desnudo, pero no la visión de muertes horribles en el noticiario durante la hora de comer.
Y, en la misma medida, nos escandaliza una miniatura femenina en tanga, pero no tenemos ninguna opinión respecto a un guerrero del caos adornado con cabezas cercenadas.
Espero que se me entienda bien, no tengo nada en contra de un guerrero del caos y su colección de cabezas, pero encuentro delirante/enfermo escandalizarse con una señorita de corte manga en tanga.
Los que sigáis el blog posiblemente
recordaréis que un artículo hablaba de la miniatura que había elegido para hacer de doncella en una banda steampunk y comentaba que no había escogido una referencia específica de
doncella del catálogo de Reaper. No tengo nada en contra de esa miniatura, pero es de un estilo demasiado obvio para lo que tenía en mente y no encajaba con el resto de la banda.
¿Es
Bridgitte, doncella francesa picante, una miniatura obscena o de mal gusto? No, es una representación artística que mezcla un estilo ligeramente manga, con el arquetipo "bimbo" y un personaje de connotaciones eróticas clásicas de las pin-ups de los 40-50.
Pero en un contexto que "mi visión de trasfondo" lo justifique, una miniatura explícita es más que bienvenida.
Un buen ejemplo es el berserker vikingo de mi banda de
Saga, que veis junto a estas líneas. Este amable caballero va prácticamente en bolas. Tanto que sus genitales son claramente visibles. En ningún momento me sentí incómodo, ni pensé en hacerle un taparrabos de masilla. De hecho me alegró haber recibido esta referencia. Y, sorprendentemente, pintar su pene y sus testículos no fue una experiencia violenta, ni puso en duda mi orientación sexual.
En un contexto como la singular personalidad de los berserkers un individuo desnudo tiene todo el sentido del mundo. Del mismo modo que en un juego de estética e inspiración manga tienen todo el sentido del mundo los personajes femeninos de aires pin-up y un erotismo más que evidente.
Personalmente no juego a Infinity. Me parece un buen juego y sus miniaturas tienen un nivel de calidad sobresaliente, pero su complejidad es demasiado alta para mis gustos personales y lo que es el manga tampoco me gusta.
Pero ahí se acaba todo. Arrastrar a un universo de ciencia ficción y a un estilo artístico los prejuicios morales y las aversiones sexuales que uno pudiera tener en el Mundo Real es, cuando menos, ridículo.
Como me enrollo como una persiana, me gustaría cerrar este artículo no sin antes recordar lo que supuso la figura de Wonder Woman, y lo que representó para las verdaderas feministas durante los duros años 70. Después de que en los 50 asustase tanto a los hombres que el doctor Fredric Wertham dijese de ella que era "
una mujer fálica, lesbiana y cruel que lleva a las mujeres a pensar que la independencia y fuerza femenina están socialmente aceptadas".
Cómo fue portada de la "
Ms. Magazine" y cómo
Gloria Steinem la declaró como un personaje con el que las chicas podían identificarse; “
hermosa, valiente, y explicitamente a favor de cambiar un mundo roto por los odios y las guerras de los hombres”.
Y, visto cómo está el patio, no entraré a hablar de las evidentes connotaciones BDSM y femdom de Wonder Woman, no vaya a ser que alguno vaya a sufrir un ataque de
flanderitis XD